Desde la niñez, quería crecer
Tan pronto creció, salió a volar
Vio montaña, ciudad, selva y el mar
Ganó el mundo, sin nada temer
Libre del miedo, seguía en ser
Ya había olvidado cómo es amar
Hasta que posó de vuelta en su hogar
Y allí despertó amor sin querer
Pero las alas de la libertad
Llevaron bien lejos su corazón
Y así recordó lo que es soledad
Sólo no contó con fuerte pasión
Que trajo para si tal lealtad
Sellada en anillo y una canción
Este es el primer soneto que escribo en muchos años. Está dedicado a mi amado esposo, Charles.
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